23.05.2011
Carolina Ubilla Bornand
Sonia se pensionó a fines de 2007. Era empleada pública y al momento de retirarse de su servicio recibió una cifra de ocho millones de pesos. Pero justo en ese entonces estaban vigentes los bonos de incentivo al retiro para empleados fiscales que estuvieran en AFP, los que fueron implementados en el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
Ello implicó que Sonia recibió cerca de $20 millones más. "Parte del dinero lo ocupé en pagar deudas, en pagar la universidad de mi hijo y también hice algunos arreglos a la casa. Lo que me quedó, cerca de un cuarto del total, lo puse en fondo mutuos. Eso me ha funcionado bien. Tengo esa plata reservada para lo que pueda venir", cuenta.
El caso de Sonia no es único, pues en el sector privado también existen políticas de incentivo al retiro, sin embargo, son voluntarias. "La Ley Laboral no establece que cuando una persona se jubile se le pague una indemnización por años de servicio", sostiene Michel Laurie, abogado de PwC Chile.
El abogado laboralista Huberto Berg agrega que: "En un número no menor de empresas más bien grandes, se ha ido estableciendo la posibilidad que un número determinado de trabajadores por año, al momento de jubilar, puedan recibir una suma de parte de su empleador (...). Tiene un carácter absolutamente voluntario y no está establecido por ley".
Si usted es o será uno de los empleados que cuenta con este beneficio probablemente le surjan dudas sobre qué hacer con el dinero. Y las opciones son muchas. Por eso, debe ser una decisión meditada. "Una de las claves para optimizar el consumo es su planificación. Cuánto mayor antelación al planificarlo, mejores serán los resultados", dice Andrea Sucre, economista de la Unab.
Tras trabajar durante 25 años en una compañía, Carlos decidió retirarse y probar suerte de forma independiente. Tenía experiencia en el sector naviero. Eso le permitió montar su propio negocio de asesorías en esta materia.
Gracias a ello, hoy complementa su pensión -se pensionó de forma anticipada-, con los ingresos que genera en forma independiente. Cuenta que al momento de retirarse recibió de parte de su empresa una suma "no despreciable de dinero", la cual utilizó para diferentes fines: "Pago de deudas, formación de capital de trabajo e inversión productiva, mejoras de condiciones domésticas y uno que otro gustito también", relata.
En ambos casos, el primer fin del dinero fue el pago de deudas. ¿Conviene hacerlo? La psicóloga de la Sociedad de Geriatría, María José Gálvez, explica que "los adultos mayores son el público que más paga y son a los que más les preocupa porque no quieren dejar problemas a nadie. Terminar con una deuda les produce mucha tranquilidad".
Por lo tanto pagar deudas puede ser una buena opción pero debe ser objeto de un cuidadoso análisis.
Por ejemplo, la conveniencia de pagar un crédito hipotecario puede ser relativa. "Si lo tomó en una época en que las tasas eran muy altas y nunca lo repactó, quizás conviene prepagarlo", dice el académico de la UDD, Rafael Romero.
Otras alternativas
Los economistas confluyen en la idea de no asumir riesgos innecesarios en el uso de los fondos.
Romero cree que lo primero sería poner el dinero en un depósito a plazo mientras se decide qué hacer con los recursos. Agrega: "El mercado de capitales chileno está bastante desarrollado y ofrece distintas alternativas. Una medida de precaución es no dejarse convencer por la primera oferta recibida y ojalá buscar una asesoría más allá del vendedor (...) Pero si va a invertir en fondos mutuos u otros instrumentos debe saber que existe un riesgo y lo recomendable sería poner una mínima parte del capital en portafolio riesgoso y el resto en uno más seguro", dice.
Alberto Moreno, gerente de APV de Celfín Capital, coincide.
"Lo más recomendable en este caso es tomar una estrategia de inversión conservadora, invirtiendo en instrumentos que tengan un riesgo bajo y retirar programadamente el capital e intereses que vayan generando estos fondos. Esto, además, da la flexibilidad de tener capital al minuto de tener algún tipo de urgencia", sostiene.
También existe otra opción: invertir en activos inmobiliarios.
"En el centro de Santiago, por ejemplo, hay departamentos baratos, a los que se les puede sacar una cierta renta. Significa un trabajo, buscar arrendatario o contratar un corredor de propiedades, y puede tener problemas, no es gratis, pero tiene la ventaja de que genera una renta relativamente estable", agrega Romero.