Rastreando los orígenes de esta crisis, es claro que se combinaron un conjunto de factores que, al mezclarse entre sí, literalmente formaron la "tormenta perfecta", cuyo epicentro es Estados Unidos mismo. Así, un "boom" del mercado de la vivienda, sumado a las bajas tasas de interés (que permitió que hubiera una enorme cantidad de dinero disponible) y una compleja ingeniería financiera para permitir que todo esto fluyera, terminó por desatar el desastre.
El espectacular auge del mercado inmobiliario de EE.UU. -en 2006 se vendieron 6 millones de viviendas-, sumado a las bajas tasas de interés, llevó a que los bancos decidieran ampliar los créditos hacia personas más "riesgosas". Se trata de los llamados "NINJA" (No Incomes, No Job, No Assets), es decir, sin ingresos fijos, sin empleo estable y sin patrimonio. Otra denominación para este tipo de clientes es subprime, a diferencia de los deudores prime, que son más solventes, y, por tanto, hay bajo riesgo de impago. Los bancos les prestan a los subprime pero con tasas más altas (pues son más riesgosos). En muchos casos los subprime reciben un préstamo superior al valor de la vivienda, ya que el valor de la casa (que respalda la hipoteca) subía en el tiempo. Y claro, para poder prestar más dinero, los bancos recurren al financiamiento tanto en el mercado financiero interno de EE.UU. como de instituciones internacionales. Para ello desarrollan bonos hipotecarios especiales, los cuales, pese a estar respaldados por hipotecas riesgosas (subprime), gracias a una compleja ingeniería financiera lograron aparecer como "seguros".
Y así fue hasta que, en 2006, el mercado hipotecario de EE.UU. empezó a caer.
Y el auge comenzó a disminuiren 2006. El exceso en stock de viviendas y tasas de interés más altas empezaron a desplomar el valor de las viviendas. Y todos los bonos, respaldados por estas hipotecas, empezaron a perder valor. Partía la "crisis subprime", y con ello el pánico en los mercados. Las instituciones financieras más grandes del mundo comenzaron a reconocer las pérdidas en que habían incurrido al invertir en instrumentos que empezaban a perder su valor. Los inversionistas buscan deshacerse de estos instrumentos a toda costa y recuperar su dinero; pero ya es tarde. La situación se agravó este año a tal punto que ya estamos en medio de una crisis financiera. Ello porque la quiebra de importantes instituciones del mercado y la desconfianza se han vuelto la tónica, con lo cual los bancos han restringido los préstamos tanto entre ellos como hacia personas y empresas.
El sistema financiero es tan complejo que sólo unos pocos lo entendían. Cuando se desató el pánico financiero, muchos descubrieron lo difícil que era ponerles precio a los bonos subprime.
BEAR STEARNS
El quinto banco de inversiones de EE.UU. se ve agobiado por las pérdidas y decide venderse. Lo adquiere JP Morgan en US$ 236 millones -que incluye el edificio corporativo-, cantidad que supone un descuento del 93% sobre el valor de las acciones de Bear. El descuento tan elevado se produce porque JP Morgan asumirá y garantizará todos los compromisos y obligaciones contraídos por Bear Stearns. La operación cuenta con el respaldo de la Reserva Federal, que se comprometió a otorgarle financiamiento para los activos menos líquidos de Bear Stearns por un máximo de US$ 30.000 millones.
FANNIE Y FREDDIE:
Fannie Mae (Federal National Mortgage Association) y Freedie Mac (Federal Home Loan Mortgage Corporation). Ambas firmas juegan un papel crucial en el mercado inmobiliario, ya que compran hipotecas convencionales a los bancos y las revenden a inversionistas en la forma de bonos, los cuales tienen bajo nivel de riesgo gracias al respaldo estatal. Las dos juegan un papel crucial en el mercado inmobiliario, ya que poseen o garantizan cerca de la mitad de las hipotecas en circulación en EE.UU., con un valor cercano a US$ 12 billones. Sin embargo, el aumento en la morosidad en EE.UU., así como también la caída en los precios de las viviendas, golpea duramente a las compañías. El gobierno teme que si las compañías quiebran se producirá un colpaso, y el 7 de septiembre el gobierno de EE.UU. decide nacionalizarlas a través de un gigantesco rescate, para lo cual compromete hasta US$ 200.000 millones.
LEHMAN BROTHERS:
El banco de inversiones Lehman Brothers, con 158 años de historia, se declara en bancarrota y se acoge al capítulo 11, lo que constituye una de las mayores quiebras en la historia de EE.UU., ya que posee deudas por US$ 613.000 millones. A diferencia de lo que ocurrió con Bear Stearns o AIG, en este caso el gobierno de EE.UU. no salió en su rescate y permitió su quiebra.
AMERICAN INTERNATIONAL GROUP (AIG):
AIG es un gigantesco conglomerado asegurador con presencia en 130 países y una historia que se remonta a 1919. El origen del problema es una filial que vendió un complejo derivado, un seguro contra cesaciones de pagos (CDS, por sus siglas en inglés). Las pérdidas de la división ascendieron a los US$ 18.000 millones. Los costos de esta crisis
Aunque parezca difícil de creer, uno de los puntos más complicados de esta crisis es que a la fecha ha resultado imposible tener una estimación precisa de las pérdidas que ocasionará la crisis financiera en los mercados.
Inicialmente, algunos cifraban la cantidad en US$ 200 mil millones. Luego se empezó a hablar de US$ 500 mil millones, y la cifra sigue escalando.
La última estimación es del Fondo Monetario Internacional. Hace sólo unos días, el organismo mantuvo su estimación de que la crisis con las hipotecas de riesgo y sus consecuencias dejarán pérdidas de los activos estadounidenses por la impresionante cifra de un billón de dólares, algo así como siete veces el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile.
Si se hace un poco de memoria, el banco francés Paribas congeló tres fondos el año pasado -hito que marcó el inicio de la crisis subprime-, precisamente porque ante la súbita escalada de retiros de dinero no pudo calcular su valor exacto.
Todo esto tiene una explicación. La compleja ingeniería financiera con que se diseñaron los bonos subprime -donde se "empaquetaron" hipotecas de alto y bajo riesgo-, todo ello unido a seguros que buscaban respaldar a estos bonos, derivó en una pregunta de cuánto valen en definitiva estos instrumentos. Esta complejidad no hace otra cosa que avivar la incertidumbre en el mercado y lleva a que una y otra vez las pérdidas deban ser reestimadas.
Pero además plantea la pregunta de fondo de hasta dónde el mercado puede seguir operando sin mayor control. Esta semana, el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, exhortó en Naciones Unidas a la creación de un capitalismo más regulado, "donde todos los misterios de la actividad financiera no queden a juicio sólo de los operadores del mercado". Sin duda, el tema que viene será cómo regular de manera más eficiente los mercados sin terminar por asfixiarlos.
Õ Los grandes "culpables": seguros contra impagos y ventas cortas
LA VENTA CORTA En simple, la "venta corta" se trata de un mecanismo financiero donde un inversionista que no tiene un activo (por ejemplo, acciones), se lo puede "arrendar" a otro que sí lo posee. El inversionista que "arrienda" vende el activo a otro interesado y luego debe recomprarlo en el mercado para devolvérselo a quien se lo "arrendó". La apuesta es que el precio del activo estará más barato cuando deba recomprarlo. Así, él lo vende "caro", y lo recompra "barato". Ahí está su ganancia.
Cuando los inversionistas temen que grandes compañías de seguros o bancos de inversión pueden colapsar, se desata una ola de "ventas cortas", precisamente especulando con que esas acciones en un tiempo más valdrían muy poco. Eso contribuye a desplomar las acciones, sobre todo de instituciones financieras, generando una mayor sensación de pánico. Estados Unidos, siguiendo los mismos pasos que otra decena de países, resolvió suspender las ventas cortas sobre 799 acciones financieras hasta el 2 de octubre, para poner fin a las especulaciones.
LOS CDO (DEUDAS COLATERIZADAS)
La pregunta que muchos se hacen es cómo fue posible que las hipotecas de alto riesgo o subprime despertaran tal apetito por parte de los inversionistas, y que luego desató la debacle. Todo ello fue posible gracias a una compleja ingeniería financiera. Las hipotecas subprime lograron entrar al mercado gracias a la "securitización", mecanismo donde se juntan o "empaquetan" un grupo de activos (en este caso hipotecas) y se venden como garantía de un bono que se paga con el flujo de ellas. Aquellas hipotecas "prime" no tienen problema para entrar al mercado, pero para colocar las subprime había que inventar algo más, y se recurre a un producto llamado CDO (Collateralized Debt Obligations). En simple, este tipo de productos se dividen en "niveles" (o tranches, en inglés), de modo que en un mismo bono se "empaquetan" hipotecas de distinto riesgo. Por lo tanto, en el mismo producto hay hipotecas prime y subprime, y entre todas ellas se asegura el flujo al inversionista que compra el bono. Asegurado el pago del flujo, las agencias de clasificación de riesgo las catalogan con altos niveles de seguridad.
LOS CREDIT DEFAULT SWAP (CDS), RESPONSABLES DE GRANDES PÉRDIDAS
Estos bonos contra impagos consisten en sofisticados contratos de seguros que debutaron a comienzos de los años '90 en EE.UU., mediante los cuales se busca proteger contra los riesgos de impago que pueda tener un bono. Para ello el comprador del bono le paga a un "asegurador" -mediante un sistema de primas anuales, usualmente por cinco años- para que en caso de default de la empresa que emitió el bono el asegurador cubra los pagos que corresponden a dicho bono. Estos contratos de seguros, a su vez, son transables en el mercado. Las espectaculares condiciones financieras llevaron a que se creara un gigantesco mercado de CDS, el que de acuerdo con algunas estimaciones llega a la impresionante cifra de US$ 62 trillones.
Es fácil darse cuenta de que gracias a la existencia de estos seguros contra impago, el mercado de los bonos ligados a hipotecas subprime (los CDO) despertaron aún más el apetito de los inversionistas por este tipo de bonos, ya que se hicieron "más seguros". Ello dio el combustible necesario para la especulación sin límites en los mercados.
Incluso más, los seguros de crédito a su vez también son negociables en el mercado, lo que insufló aún más la caja de Pandora. El problema es que estos seguros no se transan en los mercados formales sino directamente entre las partes, por lo que no hay una regulación específica y determinar su valoración exacta es muy complejo.
Lo que sigue es fácil intuirlo. Al caer el valor de las propiedades y comenzar las ejecuciones hipotecarias, disminuye el valor del activo que está en garantía y que respalda el valor de los bonos hipotecarios. Ello provoca una desvaloración del bono hipotecario, y por supuesto arrastra también al seguro que lo respalda, el que también se desvaloriza (pues aumenta el riesgo de impago).
PARA DARLE MÁS LIQUIDEZ a los bonos subprime se buscó la forma de asegurarlos. Ello funcionó, hasta que el pánico se apoderó del mercado.
>> El problema del crédito agrava la situación
Las pérdidas en el mercado hipotecario, sumado a la caída de gigantes en la industria financiera, están ocasionando uno de los efectos más graves de esta crisis y que podría desencadenar una situación crítica: la severa contracción que ha sufrido el crédito. Como el sistema financiero es el equivalente para el sistema circulatorio en el cuerpo humano, que el dinero no fluya a través del crédito equivale a que el cuerpo deje de recibir la sangre con oxígeno. Y aquí está el problema más grave de todos: si se restringe el crédito las empresas no podrán contar con dinero suficiente para financiar sus actividades e inversiones; eso implica que sus ventas caerán y deberán desprenderse de trabajadores.
Los bancos centrales del mundo han sido conscientes de esta situación y han decidido actuar coordinadamente para inyectar cientos de miles de millones de dólares en el sistema financiero, para asegurar los bancos la liquidez necesaria
para que éstos puedan seguir cumpliendo con sus compromisos. Ben Bernake, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha sido un estudioso de las crisis financieras. Uno de los aspectos que se vio en la Gran Depresión es que la autoridad monetaria de entonces restringió el crédito, lo que agravó la situación. Con estas lecciones a la vista -y pese al mayor cuadro inflacionario que afecta a la economía-, la Fed decidió en enero un recorte de emergencia de 75 puntos base en su tasa de interés de referencia. Además los principales bancos centrales han hecho inyecciones gigantescas. Sólo la semana pasada colocaron más de US$ 500.000 millones.
18-05-2016
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